(G. Calabria, lettera agli infermi, in Apostolato degli infermi, settembre 1949.)
mt5,45 "Ele faz nascer o sol sobre maus e bons e faz cair a chuva sobre os justos e injustos".
Esta es la juventud del Papa
lunedì 25 ottobre 2010
(G. Calabria, lettera agli infermi, in Apostolato degli infermi, settembre 1949.)

Maria, tu sei la vita per me sei la speranza, la gioia, l’amore tutto sei. Maria, tu sai quello che vuoi sai con che forza d’amore in cielo mi porterai.
Maria ti do il mio cuore per sempre se vuoi, tu dammi l’amore che non passa mai. Rimani con me e andiamo nel mondo insieme, La tua presenza sarà goccia di paradiso per l’umanità.
Maria con te sempre vivrò in ogni momento giocando, cantando, ti amerò. Seguendo i tuoi passi in te io avrò la luce che illumina i giorni e le notti dell’anima.
martedì 19 ottobre 2010
SUEÑO DEL SEÑOR DIOS

Mamerto Menapace / Del libro: “Las exigencias del amor”. Ed. Patria grande, 1993
giovedì 14 ottobre 2010
San Giovanni Calabria
Quale è il dono di Don Calabria?
Dio sceglie sempre uomini e donne che hanno doni particolari per Lui, doni che rappresentano anche la fonte del rinnovamento del mondo che i santi generano attorno a sé, a partire dal rinnovamento dei cuori degli uomini.
Don Calabria era un uomo dotato. Le storie, che hanno voluto descriverlo come un ragazzo non particolarmente brillante negli studi, hanno oscurato un dato fondamentale della sua personalità: la sua dote era la sua fede custodita nella povertà dei suoi natali e nella debolezza della sua salute. Dio sceglie chi è debole, chi è nascosto perché appaia la Sua forza e grandezza, perché sia chiaro che tutto ciò che operano non viene da loro, ma da Lui.
Il Santo è colui che fa, ma colui che permette a Dio di operare. La santità è trasparenza. Il Santo è colui che entra ogni giorno nella volontà di Dio e si nasconde nelle pieghe della sua opera e delle sue parole.
Si comprende così l’abbandono alla Divina Provvidenza di San Calabria. Non era uno sfidare Dio. Era un lavoro continuo, che aveva la preghiera come suo teatro principale. Un lavoro dello spirito per entrare sempre nel punto di vista di Dio. Guardate i gigli del campo, gli uccelli del cielo…. (cfr. Mt 6,26-28).
“Fede nella paternità di Dio” .( Giovanni Calabria, Lettere ai suoi religiosi, in Arch. St. Doc. 6040, 292-293 (1 luglio 1949).), così ha scritto don Calabria nel testo ricordato nel suo Ufficio di letture. Paternità di Dio è la sintesi della rivelazione di Gesù.
Nell’abbandono alla Provvidenza si comprende il particolare rapporto che il nostro Santo ebbe col denaro e con i beni più in generale: voleva essere libero e voleva che i suoi figli imparassero questa libertà che è il vero volto della povertà per un cristiano.
Cercate prima il regno di Dio e la sua giustizia e tutto il resto (cibo, abiti, casa….) vi sarà dato in aggiunta (Mt 6,33). Così conclude il brano del Vangelo e così ripeteva Don Calabria. Il suo desiderio di riforma della Chiesa, che lo ha messo in contatto con tante anime grandi del suo tempo e che lo ha fatto suscitatore di tante iniziative, trova qui il suo centro, il suo manifesto. Il primato di Dio del suo regno, della sua giustizia. Se si smarrisce questo cuore, ogni azione sociale di noi cristiani distrugge, rovina, uccide invece di costruire.
La giustizia di Dio è la fede (cfr. Rom 1,17; 3, 21-22; Fil 3, 9; Gc 2, 23; 2 Pt 1,1; Bar 5, 1-2). E’ la fede che opera attraverso la carità. San Calabria ci invita a domandare la fede, ad alimentarla, a riconoscerla nei testimoni, a costruire luoghi dove sia educata e trasmessa. Ci invita ad andare ai giovani, a tutti. Soprattutto a quelli poveri e abbandonati. I giovani sono spesso senza padri e madri, più che nel passato.
Andiamo con la confidenza con cui li raggiungeva Don Calabria. Anche se vi fosse una madre che si dimenticasse del suo bambino, io invece non ti dimenticherò mai (Is 49,15).
Don Calabria ha sofferto molto, soprattutto nell’ultima parte della sua vita. Cristo lo ha associato alla sua passione con delle stigmate pesanti e dure. E’ misterioso questo legame tra santità e dolore. Ci insegna a non misurare mai ciò che Dio può chiederci. Ai suoi Santi Dio dà la possibilità di entrare nel suo cuore, quel cuore che si dona per noi.
Omelia in occasione della festa di san Giovanni Calabria don Massimo Camisasca.
sabato 9 ottobre 2010
Roma , 8 de ottobre 2010
Buena fiesta para todos, por los 25 años del Centro San José.
Personalmente tengo mucho para agradecer por el tiempo que Dios permitió que pasase allí. No fuimos nostros los primeros a abrir las puertas, Dios nos anticipò para darnos la bienvenida y acojernos. No fuese por El, San José no seria lo que fue y lo que es hoy. Nada acontece por acaso en la Casa del Señor. Eramos tan pequeños, havia un solo grupo de 45 alumnos, la secretaría funcionava sobre la escalera, teníamos una sola máquina de escribir y vieja, no teníamos espacio y lo poco que teníamos lo compartíamos con la comunidad religiosa que a la época dormia en el dormitorio que después se trasformaría en la sala de aula. Parecía más una família grande que un “grande colegio”.
Recuerdo, entre los muchos recurdos, la primera inspección. Al mes de iniciadas las actividades apareció a la hora de entrar, confundiéndose entre los padres, docentes e alumnos el Prof. Calvi, que antes mismo de entrar ya estava observando “guapamente” todo lo que estava sucediendo. El también habia viajado en el tren, hizo la calle Achega como qualquier habitante que a esa hora se dirigía al Centro San José. Con cara de pánico, se aproxima a mi la señora Directora Olga Zufiaurre y me dice entre dientes, Hno. Sergio, tenemos la inspección en casa. Y eso que, dije yo, no te preocupes, aqui todo está en orden! No, la sra. Olga sabia bien que significava una visita silenciosa de un inspector, ella sabia muy bien cuanto todavia estava faltando para que todo fuese en orden. Nosotros, en especial los relligiosos, creíamos que para iniciar un colegio seria suficiente la buena volontad, sí, esa es importante, pero no basta. Moral de la historia, después de pocas horas de la visita el inspector que no sabia se devia reír o llorar por lo que estaba viendo, “sopló a nuestros oídos irónicamente” importantes conceptos, (en una forma elegante por no llamarnos de ignorantes), recuerdo uno: “Para hacer bien el bien que se quiere hacer no basta la buena volontad”. Muchas gracias, digo hoy de corazón por todo lo que el Sr. Calvi nos dijo, porque se no fuese por él, su disponibilidad en enseñarnos como organizar un colegio, jamás lo habríamos hecho, tan bien. Hoy puedo decir sin margen alguna de duda, que el Profesor Calvi (tiempos seguidos también gente amiga de la SNEP), fué para nuestro Centro un “papá”, como fueron y lo son aún hoy tantos Docentes del colegio san José, verdaderos papás, mamás, auténticos héroes del Colegio. Muchos de ellos pasan más horas allí que en la propria casa y soy testigo que lo hacen con dedicación, entrega, entusiasmo y amor.
Última cosa, hace poco más de un mes, estuvo visitando nuestra casa aquí de Roma, Monseñor Don Eugenio Dal Corso, hoy obispo de Benguela, en Angola, otro grande de nuestro Centro San José. Cuando nos encontramos, nos saludamos como hermanos tierra a tierra y espontáneamente no sale otra cosa que “Recuerdas de nuestro centro san José y sus inícios”. Ambos con imensa alegria, casi al mismo tiempo esclamamos con acento conmovido: “que buenos tiempos eran aquello tiempos”, entre mates e mates, fútbol (“Ellas Verona”), truco e paroquia, no faltavan las discusiones de la programación del “Centro y taller San José”. Don Eugenio, aún respira Buenos Aires, Laferrere e principalmente Centro San José. Tiene parte de su corazón allí, igual al que les está escribiendo. Los buenos recurdos no se van tan derepente.!
No dejo de pensar en los que se fueron, Hno. Gianfranco Zerbinati, no entiendo porque Dios se lo llevó tan pronto, digo mejor, Dios se llevó tan pronto algunos de los nuestros… Hnos, la vida es tan densa y a veces no la disfrutamos … no olvidemos que Dios tiene sus tiempos para todos.
Queridos hermanos y amigos, muchas felicidades por estos 25 años, me seinto orgulloso junto a todos vosotros. En mi corazón aún hoy siguen sicatrizados muchísimos y buenos recuerdos que me acompañarán durante la toda vida y en cualquier parte del globo.
Que Dios siga acompañandovos(nos). Aunque en la distancia, estoy con vosotros, felicitándolos por tantas gracias y cosas maravillosas recebidas en estos 25 años de vida, celebradas alegremente en el día de nuestro Santo fundador, Don Calabria.Felicidades y muchas gracias.Con total estima y gozo siempre!Fr. Sergio Tomasel
Buena fiesta para todos, por los 25 años del Centro San José.
Personalmente tengo mucho para agradecer por el tiempo que Dios permitió que pasase allí. No fuimos nostros los primeros a abrir las puertas, Dios nos anticipò para darnos la bienvenida y acojernos. No fuese por El, San José no seria lo que fue y lo que es hoy. Nada acontece por acaso en la Casa del Señor. Eramos tan pequeños, havia un solo grupo de 45 alumnos, la secretaría funcionava sobre la escalera, teníamos una sola máquina de escribir y vieja, no teníamos espacio y lo poco que teníamos lo compartíamos con la comunidad religiosa que a la época dormia en el dormitorio que después se trasformaría en la sala de aula. Parecía más una família grande que un “grande colegio”.
Recuerdo, entre los muchos recurdos, la primera inspección. Al mes de iniciadas las actividades apareció a la hora de entrar, confundiéndose entre los padres, docentes e alumnos el Prof. Calvi, que antes mismo de entrar ya estava observando “guapamente” todo lo que estava sucediendo. El también habia viajado en el tren, hizo la calle Achega como qualquier habitante que a esa hora se dirigía al Centro San José. Con cara de pánico, se aproxima a mi la señora Directora Olga Zufiaurre y me dice entre dientes, Hno. Sergio, tenemos la inspección en casa. Y eso que, dije yo, no te preocupes, aqui todo está en orden! No, la sra. Olga sabia bien que significava una visita silenciosa de un inspector, ella sabia muy bien cuanto todavia estava faltando para que todo fuese en orden. Nosotros, en especial los relligiosos, creíamos que para iniciar un colegio seria suficiente la buena volontad, sí, esa es importante, pero no basta. Moral de la historia, después de pocas horas de la visita el inspector que no sabia se devia reír o llorar por lo que estaba viendo, “sopló a nuestros oídos irónicamente” importantes conceptos, (en una forma elegante por no llamarnos de ignorantes), recuerdo uno: “Para hacer bien el bien que se quiere hacer no basta la buena volontad”. Muchas gracias, digo hoy de corazón por todo lo que el Sr. Calvi nos dijo, porque se no fuese por él, su disponibilidad en enseñarnos como organizar un colegio, jamás lo habríamos hecho, tan bien. Hoy puedo decir sin margen alguna de duda, que el Profesor Calvi (tiempos seguidos también gente amiga de la SNEP), fué para nuestro Centro un “papá”, como fueron y lo son aún hoy tantos Docentes del colegio san José, verdaderos papás, mamás, auténticos héroes del Colegio. Muchos de ellos pasan más horas allí que en la propria casa y soy testigo que lo hacen con dedicación, entrega, entusiasmo y amor.
Última cosa, hace poco más de un mes, estuvo visitando nuestra casa aquí de Roma, Monseñor Don Eugenio Dal Corso, hoy obispo de Benguela, en Angola, otro grande de nuestro Centro San José. Cuando nos encontramos, nos saludamos como hermanos tierra a tierra y espontáneamente no sale otra cosa que “Recuerdas de nuestro centro san José y sus inícios”. Ambos con imensa alegria, casi al mismo tiempo esclamamos con acento conmovido: “que buenos tiempos eran aquello tiempos”, entre mates e mates, fútbol (“Ellas Verona”), truco e paroquia, no faltavan las discusiones de la programación del “Centro y taller San José”. Don Eugenio, aún respira Buenos Aires, Laferrere e principalmente Centro San José. Tiene parte de su corazón allí, igual al que les está escribiendo. Los buenos recurdos no se van tan derepente.!
No dejo de pensar en los que se fueron, Hno. Gianfranco Zerbinati, no entiendo porque Dios se lo llevó tan pronto, digo mejor, Dios se llevó tan pronto algunos de los nuestros… Hnos, la vida es tan densa y a veces no la disfrutamos … no olvidemos que Dios tiene sus tiempos para todos.
Queridos hermanos y amigos, muchas felicidades por estos 25 años, me seinto orgulloso junto a todos vosotros. En mi corazón aún hoy siguen sicatrizados muchísimos y buenos recuerdos que me acompañarán durante la toda vida y en cualquier parte del globo.
Que Dios siga acompañandovos(nos). Aunque en la distancia, estoy con vosotros, felicitándolos por tantas gracias y cosas maravillosas recebidas en estos 25 años de vida, celebradas alegremente en el día de nuestro Santo fundador, Don Calabria.Felicidades y muchas gracias.Con total estima y gozo siempre!Fr. Sergio Tomasel
giovedì 7 ottobre 2010
In occasione alla festa di Don Calabria, 8 di ottobre ...
“Aggiorniamoci, cari Confratelli; lasciate che lo ripeta anch’io, ultimo e poverissimo tra i Sacerdoti di Dio. Ma il primo aggiornamento, essenziale e insostituibile per l’apostolato, è quello della santità: santificare noi stessi, adeguarci al santo Vangelo che dobbiamo predicare e praticare oggi più che mai integralmente” (un opuscolo dell’8 ottobre 1953)
“Aggiorniamoci, cari Confratelli; lasciate che lo ripeta anch’io, ultimo e poverissimo tra i Sacerdoti di Dio. Ma il primo aggiornamento, essenziale e insostituibile per l’apostolato, è quello della santità: santificare noi stessi, adeguarci al santo Vangelo che dobbiamo predicare e praticare oggi più che mai integralmente” (un opuscolo dell’8 ottobre 1953)
mercoledì 6 ottobre 2010
Se tu mi ascolterai
Se non ascolterai la mia parola, sarai come un palazzo sulla sabbia cadrà la pioggia, soffieranno i venti, e tu vedrai che quello crollerà.
E non chiunque dice: "Signore, Signore" avrà la porta aperta nel mio Regno. Chi fà la voloontà del Padre mio, costui sarà con me nell'aldilà.
Andate per la strada strettaa che quella larga porta alla rovina. Seguite il mio sentiero da montagna e presto giungerete sulla cima.
Iscriviti a:
Post (Atom)