Esta es la juventud del Papa

Esta es la juventud del Papa

sabato 11 luglio 2009

El encuentro



¿Qué significa encontrarnos? ¿De que hablamos cuando hablamos de encuentro? ¿Podemos encontrarnos de verdad?

¿Cómo encontrarme contigo sin darme a conocer? ¿Y cómo presentarme ante ti sino es desde lo que soy? Encontrarme contigo –encontrarme verdaderamente contigo-, es darte lo que soy. Nadie puede darte lo que yo soy, sino yo mismo. (Nadie te lo puede contar). Lo que yo soy sólo te lo puedo entregar si te encuentras personalmente conmigo.

Cuando nos damos a conocer las puertas de nuestras vidas se abren, y, al penetrar la luz en lo oscuro, se iluminan, es decir, se hacen luz, luz para que los demás vean, contemplen y gusten de esto que sólo yo puedo dar, que sólo yo soy, y que ahora quiero compartir. Y la luz que ilumina es también luz para mí: ¡ahora puedo contemplar maravillado tesoros que creía perdidos, y asomarme a profundidades que experimento como totalmente nuevas!

Cuando las puertas de mi vida se abren me encuentro ya no solamente con lo profundo y misterioso de mí, sino que ante mí se abre lo que siempre estuvo allí, pero ahora puedo mirarlo con esa nueva luz. Todo lo que me rodea y que sale a mi encuentro sin cesar.

Redescubro entonces que mi persona es radical apertura a lo que va saliendo a mi encuentro. Que mi vida no está encerrada en mi interior, sino que se abre a la experiencia siempre nueva de la relación con un mundo concreto en el que vivo: con las personas que me rodean, con mi historia personal, con mi familia, mi trabajo, mi barrio, mis deseos, mi proyecto de vida: un proyecto para ser feliz.

No soy abstracto. Soy persona, soy yo, con mi mundo, mi corporalidad, mis posibilidades y límites, mis conquistas y fracasos. Cuando me encuentro contigo, expreso todo esto que soy yo. Cuando me encuentro contigo voy construyendo mi vida, voy decidiendo libremente cómo vivir mi relación con todo lo que va saliendo a mi encuentro, voy conquistando la vida, decidiendo cómo entregarte lo que soy, y cómo recibir la vida que tú me regalas a mí. Sí. Voy recibiendo vida y dando vida.

Es en esta dinámica del vivir en que Jesucristo vivo ha salido a nuestro encuentro, para ofrecernos algo increíble: la misma vida de Dios, la vida plena, la felicidad jamás soñada por ninguno de nosotros. Ésta es nuestra vocación –llamado-: participar de su vida. Jesús está siempre llamando a nuestra puerta, sólo hace falta que perdamos el temor y nos decidamos a abrirla.

Nessun commento:

Posta un commento